martes, 27 de marzo de 2018

LA SIBERIA ESPAÑOLA

Molina de Aragón, la Siberia española.

En un kilómetro cuadrado de Madrid hay más de 5.000 personas de media. En algunas poblaciones entre Guadalajara y Teruel, lo que se ha llamado´ La Siberia Española´, hay menos de una. La península ofrece un territorio compacto, casi cuadrado, bendecido con buen clima, orografía más o menos regular y contrastes climáticos poco problemáticos. Sin embargo, de puertas adentro, el esquema sociopolítico dista de tanta regularidad: no es que España sea un país de contrastes, es que es un país radicalmente desequilibrado.

No es únicamente una cuestión de población, ni siquiera de densidad. Es normal que en una sociedad como esta las grandes capitales concentren a la población y dejen vastas áreas rurales casi despobladas. En EEUU, por ejemplo, eso ha condicionado históricamente la forma de construir (mayoritariamente en horizontal) y la forma de vivir (no se vive tanto en las ciudades, sino en urbanizaciones donde el suelo pertenece a la familia).
Esos desequilibrios son típicos, y más acusados, en países de gran extensión (como EEUU o, por ejemplo, Rusia) o en aquellos más pobres (Filipinas concentra casi un 15% de su enorme población —para un país tan pequeño— sólo en la capital). España, sin embargo, ni es grande ni es pobre. Pero es desigual.

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